domingo, 24 de octubre de 2010

ENTREVISTA : MARY JO BANG / LA ERÓTICA DEL LENGUAJE

AC: En estos poemas, tanto el lenguaje como los modos de representación parecen haber sido enfocados especialmente como elementos cruciales de las relaciones de poder y de género. ¿Fue algo en lo que pensaras cuando los escribiste?

MJB: Uno de los impulsos básicos detrás de todos los poemas de The Downstream Extremity of the Isle of Swans fue el deseo de liberarme de cualquier tipo de modelo que yo hubiera podido establecer en mi primer libro, Apology for Want. Sentía que en mi primer libro tal vez había sido innecesariamente tímida. Sospechaba que el lenguaje poético era capaz de hacer mucho más de lo que yo le había estado pidiendo que haga. Y me preguntaba que podía pasar si en esos nuevos poemas yo establecía menos conexiones narrativas explícitas y, en lugar de eso, dejaba únicamente que un sentido general de esa narrativa destellara detrás de la superficie retórica del poema. Quería ver si, a falta de conexiones lineales claras, los ecos fónicos (como rimas internas, aliteraciones, asonancias, etc) podían sostener al poema como tal. La pregunta en mi cabeza era si sería posible, en el caso de que el poeta brindara suficiente placer sonoro –y convirtiera al lenguaje en algo exhuberante y sorprendente- si sería posible para el lector no apenas tolerar sino incluso disfrutar esa incertidumbre; el desconocer hacia dónde apuntaba el poema exactamente.

En esa época estaba leyendo a varios escritores que hablaban sobre el tema; sobre la idea de la indeterminación y del rechazo al “cierre”, la clausura del texto en relación a un significado estable. Y trataba de imaginar una práctica que pudiera incorporar esas ideas, pero que al mismo tiempo reflejara mi propia idiosincracia, y, desde luego, una cierta lírica, una cierta sensibilidad.

O sea que sí, en muchos de esos poemas hay un subtexto de amores no correspondidos, pero también hay un subtexto del amor al lenguaje, y a la poesía. Una forma de ver ese libro, y de ver a los poemas que lo componen, es como un experimento con lo indireccionado. Gertrude Stein decía que en Tender Buttons quería capturar la esencia de las cosas pero sin nombrarlas. Intentar capturar la “cosa en sí” de un objeto aludiendo a sus cualidades en vez de a su nombre. Yo buscaba capturar las cualidades no de objetos, sino de ideas y de estados de subjetividad.

AC: ¿Recordás cuál fue el proceso creativo de escritura de “El habla está diseñada para la persuasión”?

MJB: Me topé con esa frase, “speech is designed to persuade”, en un pequeño volante sobre retórica que había sido escrito, según recuerdo, en los ‘30. Me pareció una afirmación fascinantemente reduccionista. Como si un comité se hubiera sentado y hubiera redactado un proyecto para un lenguaje con amplio conocimiento de la necesidad de convencer a alguien de algo. Y después he visto varias veces esa frase como atribuída a Cicerón, así que ya ves que me ha estado dando vueltas bastante tiempo. En esa frase resuena cabalmente el trabajo poético: el o la poeta intenta persuadir al lector de que vea las cosas a través de los ojos del narrador, la “persona supuesta” dickinsoniana que sustituye a quien escribe (“Cuando hablo de mí misma, como la representante del verso, no quiero decir yo, sino una persona supuesta.” Emily Dickinson en una carta a Thomas Wentworth Higginson). Y por supuesto, temáticamente, el habla persuasiva repite la narrativa de seducción tejida a través de las cuatro partes del poema. Creo que, independientemente del tema, existe siempre ese aspecto erótico del lenguaje –persuasión como forma de seducción.



(FOTOGRAFÍA: YURI MARDER)


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